Existen diferentes formas en las que se puede materializar la compra de una empresa, pero en todo caso es esencial un buen plan estratégico, organización y asesoramiento de expertos.
¿Es el momento adecuado para comprar una empresa o negocio?
Esta es la primera pregunta que debe realizarse, y responder, el potencial comprador de una compañía. Para ello deberá tener en cuenta esencialmente los siguientes factores:
El ciclo de vida del negocio que se pretende adquirir y momento en el que se encuentra
El ciclo de vida de un negocio atraviesa diferentes etapas (comienzo, crecimiento, madurez, declive o liquidación).
Es muy importante identificar en qué etapa se encuentra la empresa objeto de compra para poder valorar los retos que presenta la inversión.
No es lo mismo adquirir una empresa en sus inicios, donde la empresa comienza a desarrollar el producto o servicio, los procesos, presentarse al mercado, etc., es decir, cuando el desempeño futuro de la empresa es todavía incierto.
Por tanto, es muy importante evaluar su plan estratégico y posibilidades; en su madurez, momento en el que la empresa ha conseguido alcanzar un crecimiento sostenible y estabilidad en el mercado, sin depender de financiación externa, debiendo analizarse el nivel de crecimiento alcanzado y sus posibilidades de desarrollo; o en pleno declive, momento en el que se cuenta con una bases y una determinada data histórica, pero en él que será necesario un plan de renacimiento.
El historial de crecimiento de la empresa: éxitos y fracasos
El potencial comprador debe analizar el recorrido de la empresa, cuáles son sus puntos fuertes y débiles; qué estrategias o decisiones han implicado su desarrollo y crecimiento y las causas que, en su caso, han perjudicado su sostenibilidad.
A su vez, es importante identificar objetivamente las razones por las que el empresario vende la empresa. En muchas ocasiones la parte vendedora no es del todo sincera con los motivos de la venta.
Situación financiera de la empresa
Debe realizarse un diagnóstico a partir de un conjunto de variables contables que midan la calidad del funcionamiento de la empresa objeto de compra.
Para definir la situación financiera de una empresa habrá que analizar su solvencia, estabilidad, productividad y rentabilidad.
Se entiende que una empresa es solvente cuando está capacitada para liquidar los pasivos contraídos al vencimiento de los mismos y demuestra que podrá conservar dicha situación en el futuro.
Desde el punto de vista financiero, una empresa estable tiene capacidad para afrontar determinadas situaciones de “crisis” sin que influyan gravemente en el desarrollo de su actividad y resultados. Cuando su activo circulante es superior a su pasivo circulante.
La productividad es la relación entre la cantidad de productos obtenida por un sistema productivo y los recursos utilizados para obtener dicha producción. También puede ser definida como la relación entre los resultados y el tiempo utilizado para obtenerlos. La productividad es un indicador de eficiencia de una compañía y la calidad de su gestión.
La rentabilidad es la relación entre utilidad e inversión. Una empresa rentable obtiene beneficios de la totalidad de las inversiones realizadas.
Tener acceso a los Estados Financieros de la empresa puede ser de gran utilidad, pero no suficiente, pues no siempre se puede confiar plenamente en la información que nos facilita la parte vendedora. Es importante contar con un experto que determine si la información es real y coherente.
El análisis de los parámetros señalados nos deberá facilitar el potencial de ganancias de la empresa y, por tanto, el momento en que se recuperará la inversión realizada.
Condiciones del mercado y del sector en el que desarrolla su actividad
Igualmente, resulta esencial que el comprador analice el posicionamiento de la empresa o la marca en el mercado, competidores, el estado de los negocios vinculados, si los hubiere, sus costes o beneficios añadidos, etc.
El análisis y concreción de los factores mencionados nos facilitará identificar las posibilidades futuras de la empresa y la realidad de la inversión y, por tanto, su procedencia.
Aunque todo este proceso previo a la compra de una empresa no servirá de nada si la parte compradora no ha identificado previamente sus propias posibilidades de inversión y desarrollo, que deberán ser acordes al negocio o empresa que se proponga comprar. Antes de pensar en comprar, el empresario deberá ser absolutamente consciente de los desafíos que puede permitirse afrontar.
19/06/2017